Cómo un puente cambia la vida de la gente

Me llamo Dev Kumari Ale Magar y estoy cursando bachillerato. Antes de existir el puente colgante, ir a la escuela era arriesgado y a menudo me daba miedo. Especialmente durante los monzones, con la crecida del río, era imposible atravesarlo a pie y tenía que dar un rodeo de cuatro horas para llegar a la escuela desde mi aldea. Muchas veces me perdía las clases. Algunos de mis compañeros y compañeras que intentaron atravesarlo a pesar de todo, particularmente los chicos, casi perdieron la vida. Ahora, con el puente colgante construido, puedo cruzar el río tranquilo.

Namasté, me llamo Chhabi Lal Darlami. El nuevo puente colgante ha mejorado muchísimo mi negocio y mi calidad de vida. Antes me costaba atravesar el río para ir al mercado y reponer mercancía de forma segura y a tiempo. Los riesgos me hacían difícil mantener existencias suficientes en mi tienda y eso repercutía tanto en mis ingresos como en la disponibilidad de bienes básicos para la comunidad.  Con la construcción del puente, mi vida ha cambiado radicalmente. No solo ha contribuido a incrementar mis ingresos, sino a hacer más sólido mi negocio como recurso vital para mi aldea y mi comunidad.

¡Namasté! Como presidente electo estoy orgulloso de haber participado en el proyecto de construcción del puente colgante. Antes nuestra gente se enfrentaba a muchos obstáculos para acceder a servicios básicos, a la educación, la asistencia sanitaria y oportunidades económicas. Tenía que dar un rodeo de cuatro horas por una ruta más segura para llegar a Bhalumara, donde hay un puente. O tenía que cruzar el río a nado o a pie. Hace tres años, dos personas perdieron la vida al intentar salvar a una niña y a su madre que estaban atravesando el río. Peligraba la seguridad de nuestros habitantes.

La construcción de este puente es un gran adelanto. Los niños ahora pueden ir a la escuela sin miedo de perder sus clases, los comerciantes pueden ejercer su actividad con más eficacia, las personas enfermas acceden más fácilmente y sin retrasos a los servicios de salud, y la calidad de vida general de los aldeanos ha mejorado mucho. No es solo un puente, sino un testimonio de la unidad y el progreso de nuestra gente.

Soy médico en este centro de salud. Sé de personas de la aldea Chayachuti a la otra orilla del río que, antes de construirse este puente colgante, perdieron su vida cuando atravesaban el río a su regreso a casa después de haber estado en la consulta.

Con este puente han cambiado mucho las cosas, sobre todo en lo relativo a la vacunación de los niños y las visitas a domicilio a las personas que no pueden desplazarse. El impacto ha sido notable: ahora un número mayor de aldeanos tiene acceso a las vacunas y el estado de salud general de la comunidad ha mejorado. Para mí como médico este puente colgante es vital: es una fuente de esperanza para todos. Me permite cumplir mis tareas de forma más eficiente y eficaz, y prestar servicios sanitarios a tiempo a quienes lo necesitan.

Tengo una granja y también parientes que viven al otro lado del río en la aldea Chayachuti. Antes de existir este puente me enfrentaba a muchos desafíos a la hora de ocuparme de mi granja y de mi ganado. Una vez, durante la época de monzón, cuando regresaba del bosque comunitario donde había llevado a pastar a mis cabras, el río se desbordó. Intenté retener a los animales, pero perdí a una de mis cabras. Que yo recuerde, al menos seis personas han muerto intentando atravesar el río. Con la construcción de este puente todo ha cambiado. Ahora puedo conducir mi rebaño y llevar mis aperos de forma segura a la granja y recoger forraje sin el temor constante a que me arrastre la corriente. En resumen, el puente colgante ha revolucionado mi vida como agricultor y ha aumentado la productividad de mis campos, pues puedo conseguir más fácilmente fertilizantes y semillas. Eso ha contribuido a que mi granja sea más sostenible y a mejorar el sustento de mi familia. Este puente colgante representa progreso, accesibilidad y crecimiento socioeconómico para nuestra comunidad agrícola.  

Vivo en la aldea Hakpara y tengo tierras en Chayachuti, al otro lado del río, y también aquí en Hakpara. Antes de existir este puente colgante, tenía que atravesar el río a pie y a menudo mi ropa acababa empapada de agua de lodo. La construcción del puente lo ha cambiado todo. Ahora llego a la granja fácilmente, sin temor a acabar empapado o arrastrado por el agua.  Mi vida es ahora más fácil y ahorro tiempo que puedo dedicar a mis cultivos. Como produzco más y puedo llevar más fácilmente al mercado mis productos, como cereales y verduras frescas, han aumentado mis ingresos. El puente ha transformado la vida de los habitantes a ambos lados del río.