El acceso al agua potable y al saneamiento tiene un impacto positivo en la salud, el bienestar y la calidad de los alimentos, así como en las perspectivas de ingresos. En Haití, de los 7 millones de habitantes que viven en zona rural o periurbana, menos del 10% se benefician de este tipo de servicio. Hacen mucha falta infraestructuras tales como sistemas de aprovisionamiento, de irrigación y de saneamiento, así como baños. La aparición del cólera tras el seísmo de 2010, creó conciencia sobre los problemas que puede generar un acceso inadecuado al agua.
Asegurar el acceso a servicios básicos
El proyecto «Agua Potable y Saneamiento» lo dirige Helvetas Haití y lo financia la COSUDE. Su objetivo es proporcionar un acceso sostenible y de calidad a las instalaciones de agua potable y de saneamiento básico a 36.000 personas, así como a las letrinas a 10.000 personas de tres municipios haitianos. Al mismo tiempo, el proyecto se centra en el refuerzo de las capacidades de los actores locales (comunidades, comités de agua, autoridades locales, sector privado, servicios descentralizados del Estado) a fin de que puedan asumir su responsabilidad en la implementación, gestión y monitoreo de los sistemas.
Basado en necesidades reales
Los proyectos son planificados e implementados en estrecha colaboración con la población, las autoridades municipales y los servicios del Estado. Surgen de iniciativas locales, lo que permite la consideración de las necesidades reales de la población. El rol de Helvetas es preparar el terreno a fin de facilitar a los distintos actores locales implementar ellos mismos las acciones aprobadas, proporcionando al mismo tiempo un monitoreo metodológico.
En la fase precedente del proyecto, entre 2008 y 2011, se construyeron, rehabilitaron o ampliaron una veintena de servicios de aprovisionamiento de agua y de saneamiento, permitiendo así el acceso al agua potable a 32.000 personas. También se colocaron carteles indicando la potabilidad del agua en más de 60 fuentes. Al mismo tiempo, aumentó de forma exponencial el número de personas concienciadas y capacitadas.
Ahorro de tiempo y de energía
El acceso facilitado al agua potable y al saneamiento ha comenzado a transformar las condiciones de vida de los campesinos haitianos. Los sistemas de aducción permiten el aprovisionamiento de agua todo el año, lo que antes era casi imposible, sobre todo en la estación seca.
Para las mujeres, tradicionalmente responsables del acarreo del agua, ello representa un gran ahorro de tiempo y de energía. Efectuada a pie o en burro, esta labor podía llevarles varias horas al día. La puesta en marcha de nuevas infraestructuras les permite reinvertir el tiempo ganado en una actividad económicamente generadora de ingresos y también mejora la suerte de los niños que a menudo debían ayudarles en detrimento de su propia escolarización.
Comprender mejor la importancia de la higiene
Los grandes esfuerzos de sensibilización en el campo de la higiene comienzan a dar sus frutos. Ha cambiado la percepción del valor del agua y la mayoría de los habitantes hacen la conexión entre agua potable, saneamiento, higiene y salud. La epidemia del cólera de 2010 contribuyó enormemente a que los usuarios comprendieran la importancia de la calidad del agua para la salud. Un tratamiento adecuado del agua insalubre permitirá, pues, controlar el cólera, así como numerosas otras enfermedades.
El agua tiene su precio
Se han observado cambios de comportamiento en los usuarios ante la introducción del pago del agua. La mayoría comprende que el pago del agua es una garantía para el buen funcionamiento del sistema. La introducción del pago del agua ha provocado una diferenciación en la utilización del agua y un aumento de las exigencias en cuanto a la calidad del servicio.
Puerta de entrada para el desarrollo
Durante mucho tiempo, la inestabilidad política recurrente ha hecho imposible ocuparse realmente del sector del agua, lo que ha desembocado en un rápido deterioro de las infraestructuras existentes y en una reducción de las fuentes de financiación. Desde finales de 2006, el Estado haitiano se compromete activamente en un proceso de reforma de este sector. En 2009, fue creada la Dirección Nacional de Agua Potable y Saneamiento con la misión de establecer normas y reglamentos relativos a la calidad del agua y de apoyar a las entidades descentralizadas. Una nueva ley marco prevé la descentralización progresiva de los servicios hacia los municipios. El campo de la gestión del agua constituye, pues, una auténtica puerta de entrada para el desarrollo y la governanza local.
